11/09/2006

UN VIAJE POR EL PASADO

Este es un texto que he leído muchas veces y la verdad es que siempre me ha llamado la atención,por que se puede ser feliz con tan poco..., por eso m he decidido a ponerlo en el blog.
Trata sobre la infancia de aquellos niños, que ahora muchos de ellos son nuestros padres (años 50´,60´ ó 70´) y de la forma en cómo vivían aquella época y de lo felices que eran.
Mis padres me han explicado muchas veces como jugaban cuando eran pequeños (sobretodo cuando vamos a casa de mis abuelas...ven todo ese entorno y les entra la vena...): "la de ostias (con perdón), porrazos, dientes rotos, rodillas solladas, guantazos me habré metido en esta calle...", me dice mi padre....si, y sin embargo, no pasaba nada...era feliz...
Su coche de carreras era una caja de cartón vieja y un plato hacía de volante, y cabían ¡hasta dos amigos más! detrás de él... era feliz...
Y no importaba llegar a casa lleno de arañazos y magulladuras y con toda la ropa sucia...él, había conseguida hacer "su escondite secreto" con ramas de árbol y barro...
Y mi madre ha tenido el mejor supermercado de todos los tiempos...simplemente con dibujar los productos en una hoja, recortarlos y colocarlos en su sitio, su habitación se convertía en unos grandes alamacenes y era feliz...
¿Y qué pasaba cuando derepente aparecía alguno de los dos con el manillar de la bici "clavado" en las costillas?¡nada! siempre había un amigo que le ayudaba a levantarse y en cinco minutos se olvidaba todo...
Por eso también quiero dedicarselo a ellos y a todas aquellas personas que lo vivieron, porque si quereis que os diga la verdad, es una de las mejores definiciones que conozco de la palabara: VIVIR.
Espero que os guste.
Si viviste de niño en los 50,
los 60 o principio de los 70...
¿Cómo hiciste para sobrevivir?
De niños andábamos en autos que
no tenían cinturones de seguridad,
ni bolsas de aire...
Ir en la parte de atrás de una camioneta
era un paseo especial
y todavía lo recordamos.
Nuestras cunas estaban pintadas con
brillantes colores de pintura a base de plomo.
No teníamos tapas con seguro
contra niños en las botellas
de medicamentos, gabinetes
o puertas.
Cuando andábamos en bicicleta
no usábamos casco. Bebiamos agua de la
manguera del jardín y
no de una botella de agua mineral...
Pasábamos horas y horas construyendo
unos carritos de chatarra
y los que tenían la suerte de
tener calles inclinadas los largaban
ladera abajo y en la mitad
se acordaban que no tenían frenos.
Después de varios choques
contra los árboles aprendimos
a resolver el problema.
Salíamos a jugar con la única condición
de regresar antes del anochecer.
El colegio duraba hasta el mediodía,
llegábamos a casa a almorzar.
No teníamos móvil...
así que nadie podía localizarnos.
¡Impensable!
Nos cortábamos,
nos rompíamos un hueso,
perdíamos un diente,
pero nunca hubo una demanda
por estos accidentes.
Nadie tenía la culpa sino
nosotros mismos.
Comíamos bizcochitos,
pan con chocolate,
bebidas con azúcar
y nunca teníamos exceso de peso
porque siempre estábamos
afuera jugando.
Compartíamos una bebida entre cuatro
bebiendo en la misma botella
y nadie se moría por eso.
No teníamos Playstations,
Nintendo 64, X boxes,
Juegos de vídeo,
99 canales de televisión en cable,
videograbadoras, sonido surround,
móviles personales, computadoras,
chatrooms en Internet ...
Sino que TENÍAMOS AMIGOS.
Salíamos, nos subíamos en la bicicleta
o caminábamos hasta la casa del amigo,
tocábamos el timbre o
sencillamente entrábamos sin tocar
y allí estaba y salíamos a jugar.
¡Ahí, afuera!,
¡En el mundo cruel!
¡Sin un guardián!
¿Cómo hacíamos?.
Hacíamos juegos con palitos
y pelotas de tenis,
en algún equipo que se formaba
para jugar un partido;
no todos llegaban a ser elegidos
y no pasaba ningún desencanto
llevado a trauma.
Algunos estudiantes no eran
tan brillantes como otros
y cuando perdían un año lo repetían.
Nadie iba al psicólogo,
al psicopedagogo, nadie tenía dislexia
ni problemas de atención,
ni hiperactividad, simplemente repetía
y tenía una segunda oportunidad.
Teníamos libertad, fracasos,
éxitos, responsabilidades
y aprendimos a manejarlos.
La gran pregunta es
¿cómo hicimos para sobrevivir?
y sobre todo para ser las grandes personas
que somos ahora
¿Eres uno de esa generación?
Seguro dirán que éramos unos aburridos,
pero...
¡¡¡éramos felices!!!

¡Un pequeño inciso!: No quiero decir con todo esto que los niños de hoy en día no sean felices, ¡por supuesto que son felices! pero de otra manera...este texto contiene muchos valores que por desgracia hoy en día pasan desapercibidos....